domingo, 4 de diciembre de 2011

Una Europa de dos velocidades

Tras diez años de la institución del €uro como moneda de cambio para la mayor parte de los países europeos, ha quedado sobradamente mostrada la imposibilidad de mantener o de sostener este sistema monetario sin la existencia paralela de una unidad fiscal y financiera. Es evidente que la convivencia monetaria entre países que aplican un gran rigor presupuestario con otros cuya aplicación es menos rigurosa, acaba por hacer sentir a unos el esfuerzo financiero para que los otros disfruten las ventajas de la pertenencia al conjunto de países de la unidad monetaria, lo que supone una potencial causa de destrucción de la misma.

La evidente necesidad de aglutinar economías constituyendo unidades supranacionales para sobrevivir a la tan nombrada “globalización”, conduce a los países económicamente más solventes a unirse entre ellos dejando tras de sí a aquellos cuyas condiciones económicas son incompatibles con las exigencias derivadas de la pertenencia a éstas unidades de mayor nivel que en los medios de comunicación se identifican como de “primera velocidad”.

La economía española queda actualmente muy alejada de las condiciones que exige la pertenencia a la unidad de los países más solventes de su entorno europeo. Es por ello que el nuevo gobierno entrante tenga como primera aspiración en su política exterior el reconocimiento de la potencialidad económica de España, considerando a éste como un país que, en los plazos y condiciones que se señalen, puede pertenecer al grupo de “primera velocidad”.

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